En esta patología existe un delirio muy peculiar: es relatado con orden, coherencia, claridad, tiene hilo conductor. En suma: es plausible. Esto lleva a dilemas diagnósticos interesantes y a una ubicación en el contexto nosológico que puede llegar a ser discutible.
Umberto Eco, en "Los límites de la interpretación", habla de "la interpretación sospechosa". Dice que "sospechar en sí no es patológico: tanto el detective como el científico sospechan... Pero el indicio se toma como tal solo con tres condiciones: que no se lo pueda explicar de una manera más económica, que apunte hacia una sola causa... y que pueda formar sistema con otros indicios". Plantea como causa de la lectura paranoica del mundo un "exceso de asombro" por el que ocurre una sobrevalorización de los indicios. Pone como ejemplo el pensamiento hermético en donde se dan "principios de facilidad":
- homologación de relaciones diferentes (analogía morfológica se transforma en analogía funcional: el ginseng tiene forma de hombre, por lo tanto es medicinal)
- falsa transitividad (si A se vincula con B por x, y B se vincula con C por y, entonces A se vincula con C)
- razonamiento en cortocircuito "post hoc ergo ante hoc": se admite una consecuencia y se la considera como causa de la propia causa
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